11/Hud-98: El día de la Resurreción, precederá a su pueblo y le conducirá a beber al Fuego. ¡Qué mal abrevadero...!
11/Hud-99: En esta vida fueron perseguidos por una maldición y lo serán también el día de la Resurrección. ¡Qué mal regalo...!
11/Hud-100: Te contamos estas cosas de las ciudades: algunas de ellas están aún en pie, otras son rastrojo.
11/Hud-101: No hemos sido Nosotros quienes han sido injustos con sus habitantes, sino que ellos lo han sido consigo mismos. Sus dioses, a los que invocaban, en lugar de invocar a Alá, no les sirvieron de nada cuando vino la orden de tu Señor. No hicieron sino aumentar su perdición.
11/Hud-102: Así castiga tu Señor cuando castiga las ciudades que son impías. Su castigo es doloroso, severo.
11/Hud-103: Ciertamente, hay en ello un signo para quien teme el castigo de la otra vida. Ése es un día en que todos los hombres serán congregados, un día que todos presenciarán.
11/Hud-104: No lo retrasaremos sino hasta el plazo fijado.
11/Hud-105: El día que esto ocurra nadie hablará sino con Su permiso. De los hombres, unos serán desgraciados, otros felices.
11/Hud-106: Los desgraciados estarán en el Fuego, gimiendo y bramando,
11/Hud-107: eternamente, mientras duren los cielos y la tierra, a menos que tu Señor disponga otra cosa. Tu Señor hace siempre lo que quiere.
11/Hud-108: Los felices, en cambio, estarán en el Jardín, eternamente, mientras duren los cielos y la tierra, a menos que tu Señor disponga otra cosa. Será un don ininterrumpido.